A través de las estrechas ventanas de la prisión de Potosí, los condenados a muerte de Missouri y el mundo exterior generalmente casi no se veía. Pero en el año 2000, gracias a Benetton, el fabricante de ropa italiano, las caras de cuatro asesinos convictos que esperaban ser ejecutados aparecieron en carteles publicitarios, revistas y websites de todo el mundo.
A Benetton le gusta impresionar. La compañía tiene antecedentes de provocativas campañas publicitarias que no parecen relacionadas con la compra de remeras y jeans.
Los carteles del pasillo de la muerte fueron diseñados con Italia en mente: la oposición a la pena de muerte estadounidense era particularmente fuerte allí. Parecen más extrañas aún en los Estados Unidos. La cara de Jerome Mallett, que esperaba su ejecución por el homicidio de un policía en 1985, adornaba en julio del 2000 el centro de Manhattan como la de una modelo de moda.
Jay Nixon, el ministro de Justicia de Missouri, se quejó a Benetton, diciendo que su campaña "fue lanzada a costas de víctimas inocentes". Y fue más lejos demandando judicialmente a Benetton y al equipo de dos hombres que obtuvo las fotos.
En la demanda se alega que el italiano Oliviero Toscani y Ken Shulman lograron acceder a la prisión con pretensiones falsas, simulando ser periodistas para esconder el verdadero propósito de la campaña.
Un vocero de Benetton en Nueva York admitió que la empresa le pagó a dos internos, uno de ellos Mallett (el del aviso de la derecha), por los derechos de publicar sus caras.
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